En 1574 durante la despedida, finalizada su misión en Madrid, Fabio Albergati rechaza la petición que Felipe II le hace de posar para ser retratado debido a su modestia. Ante su negativa, el Rey manda que sea retratado sin que Fabio lo sepa. En esta obra de Burrini queda inmortalizado aquel suceso, fruto de su humilde actitud.